octubre 30th, 2009 by laumale

Promete ser el regalo de estas navidades, ha sido el protagonista indiscutible de las ferias de libros más importantes del año y no hay día en que los medios digitales no se hagan eco de él. Se trata del lector de libros electrónico o e-reader, un dispositivo que almacena toda una biblioteca digital en la palma de la mano y con el peso de un sólo ejemplar.

Impulsado principalmente por Amazon, Sony y Google, el despegue de los libros electrónicos es ya una realidad.

Aunque todavía no son un fenómeno de masas ni suponen un gran dolor de cabeza para los editores tradicionales, tampoco son ya la rareza sólo para adictos a la tecnología que eran hace unos años. El mercado los va acogiendo poco a poco, con cada vez más y mejores modelos y de una forma que, según muchos expertos del sector, ya no tiene vuelta atrás.

Los libros electrónicos presentan algunas ventajas, con respecto a sus versiones impresas:

— Acceso universal: Para descargarlos y leerlos sólo necesitas de conexión a Internet, y si los deseas transportar, de un dispositivo lector de e-books. Puedes comprar o descargar el libro a cualquier hora y desde cualquier lugar.

— Precios más económicos: La ausencia de tinta y papel, así como de intermediarios (distribución, transporte, promoción) baja los costos del producto. Se estima que el precio puede bajar entre un 30% y un 50%. En algunos casos, se ofrecen libros totalmente gratuitos.

— Portabilidad: Los dispositivos de e-book tienen una memoria elevada que permite almacenar varios libros enteros. De esta forma, el usuario puede llevarse de viaje un solo dispositivo de e-book que contiene todos los libros que quiere leer. Está demostrado que los modelos más recientes de dispositivos e-book pueden almacenar hasta dos enciclopedias completas.

— No ocupan espacio ni se deterioran con el paso del tiempo.

— Son una alternativa ecológica.

Sin embargo, los libros electrónicos no se pueden hojear, no tienen ese aroma característico de los libros, no pueden decorar de forma perfectamente harmoniosa cualquier parte de tu casa, no te lo puede firmar el autor, ni puedes escribir o que te escriban dedicatorias románticas que quedarán para la posterioridad. Demasiado frío. Aunque como en todo,  nos adaptaremos a la evolución tecnológica, pero con la pena de saber que las generaciones que vengan detrás se van a perder el placer, físico y estético, que supone el formato y el tacto de un libro tradicional.